Por momentos damos por sentado que todo aquello que se nos es brindado es algo que existe, no debe ser cuestionado y simplemente existe. Pero que pasa cuando todo aquello que nos ha movido y es parte de nosotros es interrumpido por un efecto que no puede ser controlado más que con la conciencia y el diagnóstico de lo que no se ve pero afecta incluso hasta la muerte.
Esa es la premisa inicial de “Oil On Water”, una fascinante cinta independiente surafricana dirigida por Matthews Pete (he de confesar que es el primer trabajo que veo de este director).
Una cinta en la que una joven pareja creativa, el brillante pintor Max (actuado por St. James Alexander) y la compleja escritora Anna (Bianca Lishansky) inician un duro viaje que cambiará la hermosa y productiva relación en la que ambos han crecido debido a los fantasmas que asolan la mente de Max debido a su padecimiento con la esquizofrenia.
Más allá de los hermosos y poéticos diálogos que se presentan en la película, así como una visión interesante en la cinematografía que a veces se antoja sublime y familiar en las costas de una soleada Sudáfrica, y luego íntima e intensa en la casa de ambos personajes, esta película presenta las complicaciones y vicisitudes que sufren los pacientes de esquizofrenia así como la lucha de sus familiares y seres cercanos por comprender la enfermedad. Luego de ser una pareja amada por sus familiares y amigos, y después de haberse compenetrado al punto de entender la soledad de Anna quien busca refugio por la separación de su padre así como la proyección emotiva de Max a partir de la búsqueda de un ideal perfecto, una musa eterna, ambos cambian su vida debido a las voces que retumban en la mente de Max transformando su obra de hermosos y vibrantes desnudos casi idílicos hasta oscuras obras en las que muestra su desesperación por apartarse de las voces y dolor que estas le causan.
Evidentemente, fui seducido por esta pieza más por mi fascinación por los dramas y mi pasión por las artes que por cualquier otra cosa pero descubrí dentro de esta película una concientización tal por los enfermos de un padecimiento que no se diagnostica debido al miedo de los propios pacientes y la falta de conocimiento de los familiares y amigos.
Esta no es una película destinada a aquellos que aman los filmes de Hollywood o los complicados dramas europeos. Es una cinta artificial en donde las actuaciones son demasiado poéticas para ser consideradas como una cinta real, pero a pesar de todo es simplemente fascinante. Desde el tema hasta el tratamiento de la enfermedad, esta película es para poetas, soñadores y estetas así como un interesante acercamiento a la esquizofrenia por parte de quien la padece.
Una pieza que trata la atrocidad de la esquizofrenia desde la trascendencia y la belleza de la esperanza.
Fuentes:
Página en International Movie Data Base
Trailer
Esquizofrenia en Wikipedia.
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